poema adicto

-¡Yo no quiero ser parte de tu juego!
te digo
y vos me contestás
que estoy en él hace tiempo.
Que, sin darme cuenta
he quedado enredada
en todas estas artimañas.

Quiero dejar de pensar
que he sido víctima de tus encantos
que te has apoderado, sin que yo lo sepa
de mis pensamientos y de mis actos.

¡Maldito seas, estúpido veneno!
que consumes los cerebros
que provocas adicciones irreversibles.

-"No tenés que intentar alejarte,
correr, escaparte"; me decís.
Y yo, con mi inocencia, me quedo atónita,
estúpida, embebida en tus deseos.

Condicionando la cotidianeidad de lo bello
provocando a los demás a ser tus esclavos
a subsumirse en tus legados
y a consumir lo que no es para ellos.

¿Por qué nos arrodillamos
como tus inferiores?
¿Por qué lo aceptamos,
bajo cualquier condición?

¿Cómo hacer para escaparte,
para alejarnos sin tus huellas?
¿Cómo hacer para olvidarte,
una vez que fuimos parte de ella?

Y me dejaste en mi desnudez, extrañando un extraño momento
en el que tus besos serían la eternidad
y en el que los árboles iban a dejar de invitarte
a ese exilio que es mi enemigo
Pero sin el cual
ninguno de nosotros podría vivir.